Testimonios

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Eva: mujer joven, líder y agente de cambio en agroecología y consumo saludable

Eva Carmiña Vargas Quispe, una reconocida joven líder de 21 años del municipio de Pucarani. Es la quinta hija de nueve hermanos de los cuales cuatro son varones y cinco mujeres. Sus padres, Víctor Félix Vargas (veterinario) y Pascuala Quispe son socios del módulo lechero de Querarani de la Asociación de Productores Lechero de la Zonal de Pucarani (APLEZOP) que pertenece a la Asociación de Productores Lecheros de la Provincia Los Andes (APLEPLAN), que con el apoyo del proyecto IMSA están diversificando su producción agropecuaria y tienen el objetivo de promover la producción y comercialización de productos agroecológicos para hacer frente al Cambio Climático, mejorar su seguridad alimentaria nutricional e incrementar los ingresos familiares, para enfrentar la crisis del sector lechero.


Eva, apuntando siempre hacia el liderazgo y el emprendimiento, forma parte del grupo de lideresas agroecológicas, como Agentes de Cambio (AC), que fue capacitado en agroecológica, equidad de género, liderazgo, uso de cocinas solares y en repostería con el uso de productos andinos y hortalizas. Sin embargo, no conforme con el tipo de productos convencionales que consumen sus paisanos y la cultura laboral que su municipio le ofrecía, tuvo la iniciativa de emprender un negocio de repostería alternativa, que se distinguiera de los demás por el hecho de utilizar cereales andinos y productos locales que se producen en la unidad familiar agroecológica de la familia Vargas, pero añadiendo valor agregado.
Esta generación de alimentos alternativos que mejora la calidad nutricional de su comunidad y municipio, como contribución directa a la seguridad alimentaria nutricional, le ha permitido generar ingresos, demostrando que las mujeres son grandes precursoras de procesos de empoderamiento económico y agente de cambio para el consumo saludable. Su repostería (panes, galletas, tortas y queques) donde se hace uso de la zanahoria y la beterraga, incluyen productos nativos andinos como quinua, cañahua, cebada y tarwi, apuntan al mercado estudiantil de la Unidad Educativa Franz Tamayo y la Unidad Académica Campesina de Pucarani perteneciente a la Universidad Católica Boliviana.
“Con el emprendimiento doy una opción nutritiva y saludable a los pobladores de Pucarani, ya que antes no existía una tienda de repostería con estos insumos. El ingreso a agentes de cambio, me ha permitido dar un giro a mi vida, porque ahora cuento con nuevos conocimientos, producto de los aprendido con el proyecto de Pro-Rural, que constantemente comparto con otros agentes de cambio y con los hermanos productores”, sostiene Eva. Además menciona que el proceso de formación en liderazgo, le ha ayudado en un continuo aprendizaje sobre valores y autoestima, a practicar el respeto hacia sus pares, a ser puntual y a conocer conceptos de igualdad y equidad; y sobre todo le ha dado confianza para perder el miedo de expresarse y hablar.


Sin duda, los emprendimientos se han convertido en la mejor herramienta de las mujeres para mejorar sus ingresos económicos y familiares, además de contribuir a mejorar la salud con el consumo de alimentos sanos y nutritivos. En este marco, el proyecto IMSA viene apoyando en la parte productiva a la iniciativa de Eva, a través de la producción sostenible en unidades familiares agroecológicas, donde existe una producción diversificada y complementaria entre el ganado lechero y menor, con cultivos agroecológicos de quinua, cañahua, hortalizas, entre otros; donde se excluye el uso de agroquímicos, y más bien se reactiva la vida del suelo mediante parcelas con prácticas agroecológicas, las cuales cuentan con acceso a agua mediante un pozo somero (del cual se bombea a un tanque para el riego mediante un sistema de riego por goteo), que le permite producir todo el año. Paralelamente, se apoya con la compra de materia prima y en la producción agroecológica de hortalizas, con la implementación de micro túneles que permiten producir cebolla en época de invierno.
Esta joven emprendedora es ya reconocida en su municipio por favorecer la transformación productiva, apoyar a la seguridad alimentaria y por cobijar los sueños de otras jóvenes líderes a través de su emprendimiento.

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Doña Paulina: innovadora en producir y vender productos agroecológicos

Otra historia de éxito es la de doña Paulina Barra, una reconocida y orgullosa mujer aimara de 64 años; casada y madre de cinco hijos. Ella es socia del módulo lechero de Kallutaca de la zona de Laja y una de las primeras lideresas que ha tomado la decisión y las riendas en la implementación de su unidad familiar agroecológica biointensiva (UFAB) de 450 metros cuadrados (que consta de 10 platabandas altas bien abonadas), la cual cuenta con un sistema de riego por goteo automatizado, donde se siembran cultivos diversificados de hortalizas, granos andinos y forrajes. Esta es una innovación productiva sostenible que lleva adelante el proyecto IMSA, financiado por el Asuntos Mundiales de Canadá (Gobierno de Canadá) y la Fundación Léger, y ejecutado por Pro-Rural.

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Nadie puede negar que existen numerosos casos de mujeres líderes en diversos rubros, que se destacan por su esfuerzo y el impulso que brindan a sus comunidades. Doña Paulina se constituye en un claro ejemplo porque vio como alternativa para mejorar su seguridad alimentaria e ingresos contar con parcelas agroecológicas que le permitieran producir y consumir productos agroecológicos, frescos, sanos y nutritivos sin tener que ir al mercado. Actualmente, en su parcela existe un espacio destinado a granos andinos del cultivo de quinua y cañahua, otro espacio de cultivos asociados de hortalizas de mayor consumo y adaptadas al altiplano como la cebolla, zanahoria, rábano, nabo, lechuga y beterraga. El sistema de riego por goteo automatizado de su parcela agroecológica, le permite disponer de más tiempo para realizar otras actividades en su hogar.

A medida que fueron saliendo los productos, doña Paulina compró semillas y plántulas de brócolis, repollos, lechugas y otras hortalizas, para producir, a modo de experimento, en su parcela agroecológica con el objetivo de tener alimento suficiente para ella y su familia. Al contar con cosechas seguidas y abundantes, vendió los productos de los cuales obtuvo ingresos adicionales. Esto, acompañado de la necesidad de ayudar a su familia, la impulsó a trabajar con más dedicación en su parcela, demostrando que los principales motivadores para iniciar un negocio se encuentran en la constancia, ya que a pesar de las lluvias excesivas, la helada y el granizo, se ha podido producir. “Obtuvimos nabos grandes, uno salió con 1.5 Kg. Vendimos un saco en la extranca Rio Seco, ahora tengo 5 Kg de cañahua que lo voy a tostar para hacer pito y comer; también tengo 13 kg de quinua de buen grano para comer”. “Teníamos tanto producto que comenzamos a repartir a nuestros familiares y vecinos, y también nos dimos cuenta que podemos vender en el pueblo. Me gusta mucho lo que la parcela se riega solita.” manifestó.

Esperando ahora poder despegar de forma autónoma en este rubro, sostiene que valió la pena dedicarle un tiempo a la horticultura porque le generó ingresos adicionales y comprendió que con mejores condiciones se pueden lograr mejores ingresos. En la próxima campaña planificará mejor la producción y venta de hortalizas.

Gracias a emprendimientos como éstos, las familias beneficiadas han tenido la oportunidad de mejorar los niveles de alimentación e incrementar los ingresos de las mujeres como resultado de la comercialización de los productos cosechados. Paralelamente, se han capacitado en la producción de productos, nutrición, liderazgo y equidad de género; por lo que están al tanto de leyes y normativas a favor de los derechos de las mujeres, siendo esta una oportunidad para que compartan conocimientos sobre la producción orgánica, promuevan su aprovechamiento como solución a la inseguridad alimentaria inducida por el clima, tengan un mercado oportuno para vender productos y participen en habilidades de liderazgo con otras mujeres líderes locales.

Alrededor de 3.400 familias se encuentran involucradas con esta iniciativa que implementa Pro-Rural mediante el proyecto IMSA.

 
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Don Paulino: de productor lechero a productor innovador de parcelas agroecológicas

Don Paulino Condori, un productor de origen aimara de la comunidad de Poke, socio del módulo lechero de dicha comunidad de la Asociación de Productores Lecheros de la zona de Laja (APLEZOL), es uno de productores innovadores y líderes que ha implementado su Unidad Familiar Agroecológica Biointensiva (UFAB) de 450 metros cuadrados que cuenta con 10 platabandas altas (4 para granos andinos y 6 para hortalizas). La UFAB cuenta con un pozo somero que mediante una bomba eléctrica con sensores automáticos llena un tanque, del cual se riega mediante un kit de sistema de riego por goteo para los cultivos diversificados de quinua, cañahua; otro espacio para cultivos de cebolla, lechuga, zanahoria, nabo y rabanito. Se sembró también cebada forrajera, que sirvió de barrera de protección contra animales menores y como una pequeña cortina contra viento y heladas. Paulino, casado y con cuatro hijos, ahora es testigo de los beneficios que tiene para los pequeños productores del país la diversificación de cultivos y la puesta en práctica de sistemas agroecológicos en sus parcelas.

Don Paulino, encontró en este rubro la posibilidad de compartir su producción con sus familiares y vecinos, además de vender localmente los excedentes, generando ingresos adicionales, por el momento no altos, pero significativos para su economía. Hasta fines de octubre se logró culminar con la siembra, y aun estando fuera de la mejor época productiva, se obtuvieron resultados interesantes ya que la cosecha se extendió hasta abril. Obtuvo cosechas de al menos 2.500 kilogramos de productos hortícolas, de los cuales 500 Kg fueron para consumo familiar y el resto se destinaron para la venta, generando aproximadamente Bs 4.000 de ingresos extra. Condori, aseveró que la ventaja de la diversificación de cultivos es que todo el año se tiene producción de manera escalonada, es decir, que en una fecha del año tienen cosecha de un producto y en otras fechas de distintos productos. El productor subrayó que toda esa variedad de productos que crecen en su parcela le permiten tener los alimentos necesarios para el hogar a la mano y también tener otra cantidad para venderlos al mercado diariamente.

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La parcela agroecológica de don Paulino es una experiencia de aprendizaje y modelo para entender que la agroecología es la mejor alternativa para enfrentar y promover la resiliencia frente al cambio climático, promoviendo el uso eficiente del agua, como lo menciona la FAO; además de fortalecer la seguridad alimentaria con soberanía para proteger la salud de la población. Por otro lado, se constituye en un buen negocio, ya que año tras año se incrementa la demanda de productos agroecológicos. Representantes y técnicos del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola, la Facultad de Ciencias Agrícolas y Pecuarias de Universidad Técnica de Oruro, el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, el Programa Empoderar y el Programa Alianzas Rurales, y medios de comunicación visitaron esta experiencia, en base a la cual se están generando alianzas para replicar las UFAB en otras comunidades. En la estación experimental de Condori (Caracollo-Oruro) de la UTO, se validó este tipo de método de producción, habiéndose obtenido incrementos de rendimiento en alfalfa 76%, quinua 350%, cañahua 700%, nabo 400%, rábano 142.8%, remolacha 148,1%, lechuga 110,8%, cebolla 1.825% y zanahoria 1.211%. También se ha reducido el 70% del uso de agua para riego en comparación con el cultivo tradicional.

 
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