Programa de Riesgo Compartido en Servicios Financieros Rurales con Asociaciones de Pequenos Productores

Objetivo: Incrementar la influencia de las Asociaciones de Productores como actores económicos en sus regiones, mejorando la oferta de servicios financieros rurales; específicamente, el Proyecto busca comprobar un nuevo modelo de financiamiento rural local, bajo la modalidad de riesgo compartido entre Pro-Rural y Asociaciones de Productores.

La estructura del Proyecto de Riesgo Compartido presenta dos componentes, el primero de financiamiento reembolsable, destinado a financiar la ampliación de la cartera de Fondos de Inversión Rural (FIR) a establecerse y el segundo de carácter no reembolsable destinado a: i) diseño de herramientas de gestión de los FIR; ii) apoyo para el arranque y operación de los FIR; iii) apoyo a la ejecución y seguimiento del proyecto; y iv) evaluación y auditoria del proyecto.

Duración: 2011 – 2014

Financiador: BID

Resumen: El Proyecto contempló incrementar y mejorar el acceso a crédito rural para alrededor de 850 productores y sus asociaciones a través de la consolidación de un modelo de financiamiento participativo basado en el concepto de riesgo compartido con base local. Pro-Rural desarrolló un nuevo modelo de financiamiento rural en el que aporta capital de riesgo en conjunto con las asociaciones y luego conforman una entidad financiera a la medida de las necesidades de los productores rurales aprovechando información histórica sobre niveles de producción, productividad agrícola y relaciones y estructuras de control y concertación social existente dentro de las organizaciones.

A este modelo se lo denominó Fondos de Inversión Rural (FIR) y es consistente con la estrategia del Banco para Bolivia ya que busca mejorar la productividad y competitividad de pequeños productores rurales y las organizaciones a las cuales están asociados, ampliando esta manera la participación de poblaciones de menores ingresos en procesos de generación de riqueza. Por otro lado, el diseño del Proyecto constituye una iniciativa que cumple con el mandato del Banco de ampliar oportunidades para la mayoría mediante la articulación de estos productores de escasos recursos con servicios financieros rurales para apoyar sus actividades productivas con el fin de incrementar sus ventas e ingresos agropecuarios.

El componente de financiamiento reembolsable estuvo destinado a financiar la ampliación de la cartera de crédito de los cuatro FIR escogidos para el Proyecto complementando las inversiones iniciales de capital comprometidas por Pro-Rural y las cuatro asociaciones seleccionadas para el establecimiento de los mismos. Los créditos que Pro-Rural otorgó a los FIR estuvieron en el rango de US$ 150,000 y US$ 400,000 con plazos de hasta siete años y un período de gracia de entre 2 a 6 semestres. La garantía por los créditos fue otorgada por las asociaciones de productores. Se estimó un monto promedio de préstamo de alrededor de US$ 250,000 (en promedio 2.5 veces el monto del capital de las sociedades accidentales).

Mediante el componente de cooperación técnica Pro-Rural llevó a cabo un programa de asistencia técnica, capacitación y acompañamiento a los FIR y su personal operativo con el fin de asegurar un buen gobierno corporativo, la utilización de las mejores prácticas microfinancieras en el manejo de los recursos de crédito, la sostenibilidad en el largo plazo del programa de microcrédito de cada FIR y el impacto positivo de los créditos en los pequeños productores.

Adicionalmente, y como producto adicional del Proyecto, Pro-Rural desarrolló y lanzó el Programa de MicroFIR con base en la experiencia de los FIR. Este programa le permite trabajar con asociaciones de productores más pequeñas y asegurar la sostenibilidad del producto FIR/MicroFIR puesto que la demanda es alta y se tiene un mayor número de asociaciones de estas características en el país que las que corresponden al nivel de un FIR. A la fecha, Pro-Rural ha conformado dos MicroFIR: el primero con una asociación de lecheras proveedoras de la empresa de lácteos Productos Maya (en la Meseta de Achumani, La Paz) y otro con la Asociación de Carpas Solares de Hortalizas Achocalla (ACSHA) en el municipio de Achocalla. El Programa de MicroFIR comenzó a operar a mediados de 2013, por lo que el Proyecto únicamente apoyará una fase inicial, tipo piloto.

  • Pro-Rural trató de implementar más FIR en diferentes partes del país. Sin embargo, no pudo encontrar asociaciones de productores de gran tamaño que estuvieran dispuestos a ejecutar este modelo. Ante eso, Pro-Rural diseñó un derivado de los FIR llamado “MicroFIR”, el cual se acerca en forma razonable a las necesidades crediticias específicas del pequeño productor agropecuario, demostrando que es posible adecuar el mismo modelo de los FIR a las características de organizaciones productivas rurales de menor tamaño institucional, manteniendo el modelo de inversiones bajo Riesgo Compartido y permitiendo de esta manera que las Asociaciones y los propios productores sean protagonistas de su propio desarrollo.

  • Como prueba piloto, se puede afirmar que el proceso de conformación de MicroFIR tiene muy buen potencial. Sin embargo, todavía es muy temprano para sacar alguna conclusión definitiva.
  • Respecto a la sostenibilidad, son pocas las Asociaciones u Organizaciones de productores rurales que están dispuestas a realizar proyectos de riesgo compartido bajo un modelo FIR puesto que el fin con que fueron constituidas más tiene relación con conseguir asistencia técnica que mejore su productividad y asegure mercados. En este sentido, las asociaciones no suelen buscar la provisión de servicios financieros ya que normalmente no disponen del conocimiento para la administración de un programa de este tipo. Los cuatro FIR que se lograron armar, si bien tienen una cartera relativamente sana y además estarían buscando tener una licencia de funcionamiento que les permita ser entidades reguladas por la ASFI, en la actualidad enfrentan retos para su sostenibilidad por la intervención que el gobierno está realizando en el sector rural. En efecto, la promesa gubernamental de entregar crédito a tasas de interés menores a un dígito así como la obligación que tendrán las entidades financieras comerciales para destinar un porcentaje de su cartera al sector productivo -en particular al sector rural- podría dificultar que los FIR puedan competir de manera eficiente y expandir su cartera.

  • La conclusión más relevante de esta evaluación final es que si bien el modelo de riesgo compartido implementado por Pro-Rural en las asociaciones de productores de café, cacao y quinua ha demostrado que puede funcionar, está claro que, de acuerdo a las condiciones señaladas en esta evaluación final, todavía no son sostenibles y necesitan mucho tiempo para alcanzar la madurez. En ese sentido, el cambio en las condiciones externas generadas por los mensajes gubernamentales podría afectar de manera importante el potencial de desarrollo de los FIR y, por lo tanto, a su sostenibilidad. Podría suceder que si bien los FIR no tengan problemas de mora, podrían enfrentar limitaciones para aumentar su patrimonio y su cartera. Esto haría que los procesos necesarios para conseguir licencia de funcionamiento por parte de la autoridad financiera sean demasiado caros para ejecutarlos y, por lo tanto, los FIR podrían quedarse en su nivel actual.
Modificado por última vez enViernes, 01 Diciembre 2017 19:08

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